18 julio '25
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¿Sabes qué tienen en común los gigantescos camiones que recorren Europa, los barcos que transportan mercancías entre continentes y las modernas plantas industriales? Cada vez más, el GNL. El gas natural licuado está conquistando nuevos sectores, ya que ofrece una alternativa real a los combustibles fósiles tradicionales, como el gasóleo.
En tiempos de crisis energética, aumento de los precios del combustible y presión para reducir las emisiones de dióxido de carbono, el GNL, o gas natural licuado, es mucho más que una abreviatura de moda. Es un combustible que está cambiando las reglas del juego en el transporte, incluido el transporte por carretera.
Pero, ¿qué es realmente este «gas natural licuado»? ¿Por qué su uso está ganando tanta importancia tan rápidamente? ¿Y realmente vale la pena? En este artículo desglosamos el GNL en sus componentes básicos, sin rodeos y con datos concretos. ¿Listo? Entonces, empecemos.
El LNG, o gas natural licuado, no es más que gas natural en forma líquida. Más concretamente: metano que ha sido enfriado a una temperatura extremadamente baja, alrededor de -162 °C. A esta temperatura, el gas pasa a la fase líquida y su volumen se reduce hasta 600 veces. ¿Suena a magia? Se trata más bien de física aplicada en su forma más pura.
Este proceso se denomina licuefacción del gas natural y permite un almacenamiento y transporte mucho más cómodos, especialmente a largas distancias. Gracias a ello, el GNL puede transportarse a lugares donde no llegan los gasoductos tradicionales y, una vez en su destino, volver a convertirse en gas mediante un proceso de regasificación.
Curiosamente, el principal componente del gas natural es el metano, pero el GNL también puede contener propano, butano, etano y nitrógeno, así como otros componentes en cantidades trazas.
Es importante destacar que el GNL es incoloro, inodoro, no tóxico y no corrosivo.
Y aunque la tecnología pueda parecer futurista, el GNL ya no es una novedad, sino una fuente de energía madura y probada que utilizan tanto países como empresas que buscan diversificar sus fuentes de energía.
En la práctica, el GNL permite independizarse de una única vía de suministro, como el gas suministrado por gasoductos tradicionales. Esto se traduce en una mayor disponibilidad de combustible, una mayor seguridad energética y la posibilidad de adaptarse a las necesidades de los clientes en diferentes regiones.
Pero las ventajas no terminan aquí. El GNL presenta numerosas ventajas, tanto financieras como puramente prácticas.
En una época en la que todos los sectores se enfrentan a la necesidad de reducir las emisiones, el GNL se está convirtiendo en un auténtico «game changer». La combustión de gas natural licuado emite mucho menos dióxido de carbono que los combustibles fósiles tradicionales, como el gasóleo o el fuelóleo. Esto se traduce en un aire más limpio y un menor impacto medioambiental.
Pero no se trata solo de «ser más ecológico sobre el papel». El GNL tiene un impacto real en la calidad de vida de las ciudades, donde la contaminación del transporte es uno de los principales problemas. Menos emisiones = menos smog. Y menos smog significa… personas más sanas, es una simple ecuación.
Por eso, el GNL se considera hoy en día una de las fuentes de energía más prometedoras para la transición del transporte por carretera hacia la sostenibilidad.
Una de las mayores ventajas del GNL es su alta densidad energética. ¿Qué significa esto en la práctica? En pocas palabras, permite recorrer distancias mucho más largas sin necesidad de repostar con frecuencia. Los camiones de GNL pueden recorrer hasta 1600 km con un solo depósito.
Es un resultado excelente, especialmente en el transporte de larga distancia.
A esto hay que añadir el hecho de que el GNL se almacena en depósitos criogénicos especiales que permiten mantener el combustible en estado líquido a la presión y temperatura adecuadas. De este modo, la energía se condensa al máximo y se optimiza el consumo.
A primera vista, «gas a alta presión y a temperaturas extremadamente bajas» puede parecer una receta para el desastre. Pero, paradójicamente, el GNL es uno de los combustibles más seguros para el transporte.
En primer lugar, el gas natural licuado no es explosivo en estado líquido. Para que se produzca la ignición, primero debe evaporarse y mezclarse con el aire en proporciones muy precisas. Además, el GNL se evapora rápidamente y se eleva hacia arriba, lo que minimiza el riesgo de formación de charcos inflamables o de contaminación del suelo.
En segundo lugar, toda la cadena logística, desde la estación de GNL, pasando por los camiones cisterna, hasta los depósitos de los vehículos, está diseñada para ofrecer la máxima seguridad. Se utilizan modernos sistemas de control de temperatura y presión, y los depósitos criogénicos son resistentes a los golpes y a los daños.
No en vano, el GNL se está ganando la confianza de las empresas del sector del transporte, que apuestan por la fiabilidad y la seguridad en todas las condiciones de la carretera.
Si alguna vez ha tenido la oportunidad de estar junto a un camión de GNL en funcionamiento, seguramente habrá notado una cosa: es sorprendentemente silencioso. Esto se debe a que los motores alimentados con gas natural licuado generan mucho menos ruido que sus homólogos diésel.
En la práctica, esto significa que el transporte de GNL es mucho menos molesto desde el punto de vista acústico, tanto para los conductores como para los residentes de las zonas cercanas a las carreteras. La menor intensidad del ruido tiene un efecto positivo en la comodidad de la conducción, pero también en la salud y el bienestar de las personas que viven en las ciudades y a lo largo de las rutas de transporte.
En las ciudades que luchan contra el ruido con la misma intensidad que contra la contaminación, los vehículos más silenciosos se están convirtiendo en un argumento a favor de la introducción del GNL en las flotas municipales y de distribución.
Las ciudades de toda Europa están introduciendo cada vez con más audacia las zonas de transporte limpio (LEZ, por sus siglas en inglés), a las que solo pueden acceder los vehículos que cumplen estrictas normas de emisiones y ruido. Y aquí es donde el GNL entra en escena con fuerza, o más bien… sin ruido.
Gracias a sus bajas emisiones de dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas, los vehículos propulsados por gas natural licuado suelen tener derecho a privilegios especiales: pueden circular por el centro de las ciudades, utilizar carriles reservados o evitar tasas medioambientales adicionales.
Para las empresas de transporte, no es solo una cuestión de ecología, sino también una ventaja operativa y financiera real. El GNL permite cumplir hoy las normas del futuro, lo que se traduce en menos problemas con la normativa y más posibilidades a la hora de planificar las rutas.
Por lo tanto, si le importa el transporte sostenible, pero también flexible, el GNL es su pasaporte al mundo de la logística moderna.
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El GNL ya no es un combustible minoritario. Al contrario, su amplia aplicación hace que cada vez se hable más de él como el combustible del futuro, que ya funciona aquí y ahora.
El gas natural licuado se utiliza en muchos sectores de la economía, desde el transporte hasta la industria y la energía. ¿Por qué? Porque combina eficiencia, ecología y flexibilidad de suministro.
A continuación, analizaremos las áreas más importantes en las que el GNL marca la diferencia.
Es precisamente en el transporte por carretera donde el GNL está ganando importancia más rápidamente en la actualidad. Los camiones propulsados por GNL son cada vez más visibles en las carreteras europeas, especialmente en el transporte internacional, donde cada kilómetro cuenta.
Gracias a la gran capacidad de los depósitos, a la posibilidad de recorrer más de 1500 km con un solo depósito y a los menores costes de explotación, el GNL se está convirtiendo en un serio competidor del gasóleo. Además, los conductores aprecian el menor nivel de ruido y la ausencia de olor de los gases de escape, mientras que los propietarios de flotas valoran la disponibilidad del combustible y el creciente número de estaciones de GNL en Europa.
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El GNL también está presente en los mares y océanos. Cada vez más embarcaciones modernas, desde transbordadores hasta portacontenedores, se diseñan o se adaptan para funcionar con gas natural licuado. ¿Por qué?
Porque el GNL reduce significativamente las emisiones de sustancias nocivas, lo cual es fundamental, especialmente en el contexto de las regulaciones medioambientales globales introducidas por la Organización Marítima Internacional (OMI). Gracias al GNL, los buques cumplen con las estrictas normas sin necesidad de utilizar costosos sistemas de purificación de gases de escape.
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Aunque todavía es una novedad, el transporte ferroviario propulsado por GNL se está convirtiendo en una alternativa real para las líneas no electrificadas.
El GNL en el ferrocarril es la respuesta a la necesidad de un transporte de mercancías más sostenible, especialmente en regiones donde la modernización de la infraestructura ferroviaria es lenta o poco rentable.
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En el sector industrial, el GNL no solo se utiliza como combustible, sino también como fuente de energía tecnológica. Se utiliza, entre otras cosas, en plantas de producción alejadas de la red de transporte de gas, como alternativa al fuelóleo o al GLP.
Funciona especialmente bien en industrias que requieren una fuente de calor estable y de alta eficiencia, como la refinación de petróleo o la producción de materiales de construcción. El GNL no solo garantiza una combustión más limpia, sino también un mayor control de los costes energéticos, lo que es muy importante en tiempos de precios inestables.
El transporte y el suministro de GNL es un proceso planificado con precisión que comienza en la terminal de licuefacción y termina… donde se necesita: en una planta industrial, en una estación de servicio de GNL o en el depósito de un camión.
El gas se somete a un proceso de licuefacción y, a continuación, se almacena en tanques criogénicos especiales que mantienen una temperatura de -162 °C y la presión adecuada. A continuación, el GNL se transporta en camiones cisterna, trenes o barcos, dependiendo de la distancia y las necesidades.
En el lugar de destino, se somete a un proceso de regasificación, es decir, vuelve al estado gaseoso, o se utiliza en fase líquida, por ejemplo, como combustible para el transporte.
La flexibilidad de esta logística hace que el GNL llegue a lugares donde los gasoductos tradicionales no llegan.
El GNL en sí mismo es solo el principio. Si realmente quieres sacar el máximo partido a cada ruta, la clave es una buena logística. Y esta comienza con los datos.
HOGS es una herramienta que le permite analizar, planificar y optimizar en tiempo real las rutas de los vehículos de GNL. Gracias al módulo HOGS Maps, puede optimizar el coste de los peajes y el combustible, así como buscar beneficios y ahorros en otras áreas del transporte por carretera.
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El GNL, o gas natural licuado, no es una moda pasajera, sino una tecnología que está cambiando realmente el panorama del transporte y la industria y garantiza la diversificación del suministro en la categoría de los combustibles.
Además, el gas natural licuado es más limpio, más barato, más silencioso y… simplemente más rentable. Gracias al GNL, las empresas no solo pueden reducir sus emisiones y cumplir con las estrictas normas medioambientales, sino también reducir de forma significativa sus costes operativos.
El uso del GNL está ganando fuerza en las carreteras, las vías férreas, el agua y las naves industriales. Y todo apunta a que esto es solo el principio.
Si desea operar de forma moderna, ecológica y eficiente, el GNL es un paso hacia el futuro que puede dar hoy mismo.
No. El GNL y el GNC son dos formas diferentes de almacenar y transportar el gas natural.
El GNL tiene una mayor densidad energética y es más adecuado para largas distancias. Por ello, el GNL se utiliza principalmente en largos trayectos por carretera, ferrocarril o mar. El GNC se utiliza más a menudo en el transporte local o en el transporte público.
No, y esto es muy importante.
Aunque ambos combustibles se almacenan en estado líquido, tienen propiedades físicas diferentes y usos distintos.